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Por qué los cardenales deben cambiar su nombre al convertirse en Papa

Al recibir el Anillo del Pescador Jorge Bergoglio pasó a ser Francisco, Joseph Ratzinger se convirtió en Benedicto XVI y Karol Wojtyla, en Juan Pablo II.

Internacionales07/05/2025

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Este miércoles comenzó el cónclave en la Capilla Sixtina del Vaticano, del cual emergerá el próximo Papa por elección de los 133 cardenales que tienen tanto derecho a voto como a ser designados al frente de la Iglesia Católica. Tras el "habemus Papam", el sucesor de San Pedro se presentará al mundo con un nuevo nombre, lo que marcará el inicio de su pontificado.
Pero, ¿por qué el nuevo Papa tiene que abandonar su nombre "legal" y adoptar una nueva identidad? El motivo es simbólico, como la mayoría de las cuestiones que atañen al Vaticano en su faceta menos terrenal.

Se supone que el cardenal que es elegido Papa inicia una nueva vida de la misma manera en que Simón dejó sus redes y su barca de pescador para comenzar una nueva vida como discípulo de Jesús, que le dio otro nombre y una misión.

"Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia", se lee en el Evangelio según San Mateo, cuando Jesús bautizó de palabra a Simón con un mote que se tradujo del griego, Πτρος.

Si bien es cierto que durante siglos no se siguió esta tradición, fue el romano Juan II quien en el año 533 cambió su nombre de nacimiento, Mercurio, a uno que estaba un poco menos ligado a la tradición pagana.

Desde entonces no siempre se cumplió esta regla -de hecho, el sucesor de Juan II, Agapito I, no se cambió el nombre- pero en 267 papados algunos de los pntífices sí usaron la oportunidad para hacer referencias a sus predecesores.

Cada acto, reunión y ceremonia realizados en el Vaticano durante el período de Sede Vacante está estipulado por la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, que data de 1996 con indicaciones sobre qué hacer con el sello del Papa anterior, con su Anillo del Pescador -atributo de su pontificado en alusión a San Pedro- y con sus aposentos.

El cardenal estadounidense Kevin Farrell supervisa estos eventos en calidad de camarlengo, pero también existe un protocolo para anunciar urbi et orbi la frase "Habemus Papam" ("tenemos Papa") desde el balcón de la Basílica de San Pedro: ese rol le toca al cardenal protodiácono, que en estos momento es el francés Dominique Mamberti.

Sólo entonces emergerá el nuevo Papa, que al elegir su nombre le dará el tono a su pontificado de la manera en que Jorge Bergoglio se convirtió en Francisco en 2013, en honor a San Francisco de Asís, de quien quería emular su austeridad, sencillez y votos de pobreza.

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