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La División Rural recupera y cuida caballos rescatados del maltrato

Los animales que llegan a la fuerza reciben alimentación de calidad, controles veterinarios y entrenamiento diario. Hoy cumplen un nuevo rol de servicio y acompañamiento, tras haber sido rescatados de situaciones de cuatrerismo y abandono.

San Juan02/10/2025

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En la División Rural de la Policía de San Juan, cuenta con 28 efectivos y se encuentran caballos criollos que fueron rescatados de casos de maltrato y cuatrerismo. Estos animales, que no provienen del suministro policial, hoy cumplen una nueva función vinculada al servicio y a la recuperación de su propia especie.

Entre los casos más significativos se destaca el rescate de Esperanza y Elegante, sacados de manos de un cuatrero que en ese momento estaba faenando. A ellos se suma Cirineo, que también fue recuperado y hoy cumple funciones gracias al entrenamiento y cuidados recibidos. Perdigón y Sonic, por su parte, fueron encontrados tras un accidente en Zonda, donde permanecían sin dueño hasta que la División Rural los incorporó para brindarles una nueva oportunidad.

El cuidado de los animales incluye una alimentación variada a base de fardos de pasto de primera calidad, alimento balanceado y avena. Una vez al mes un veterinario revisa a cada ejemplar, realiza chequeos clínicos completos y aplica las vacunas necesarias para su bienestar.

Cada caballo es evaluado antes de iniciar su entrenamiento y, en el caso de nunca haber sido montado, el proceso de adaptación lleva alrededor de seis meses. Los instructores realizan una rutina diaria que comienza a las 8 de la mañana con revisiones físicas y continúa con recorridos guiados en los alrededores de las instalaciones.

El entrenamiento busca generar un vínculo de confianza entre jinete y animal, reforzando la obediencia y la disciplina en situaciones de servicio. Además, el trabajo incluye actividades recreativas que permiten al caballo mantenerse activo y en un entorno positivo.

Cuando un ejemplar cumple su ciclo de servicio, puede ser donado a escuelas agrotécnicas o instituciones educativas, y en algunos casos continúa colaborando en programas de equinoterapia. De esta manera, los caballos rescatados no solo superan el maltrato, sino que también se transforman en agentes de inclusión y apoyo comunitario.

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