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“No se olviden de rezar por mí”: el origen de la frase más recordada del Papa Francisco

La súplica que Jorge Mario Bergoglio pronunció en su primera aparición como Papa se convirtió en un emblema de su pontificado y de su humildad.

Internacionales21/04/2025

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PAPA

«Fratelli e sorelle, buonasera… Prima di tutto, vorrei fare una preghiera per il nostro Vescovo emerito, Benedetto XVI. Preghiamo tutti insieme per lui, perché il Signore lo benedica e la Madonna lo custodisca…»

Así comenzaba, el 13 de marzo de 2013, el primer saludo del recién electo Papa Francisco desde el balcón central de la Basílica de San Pedro. Pero lo que conmovió profundamente a millones de personas alrededor del mundo fue lo que dijo justo antes de retirarse: “No se olviden de rezar por mí”.

Una frase espontánea que se volvió símbolo

Lejos del protocolo y la solemnidad habitual en el Vaticano, el Papa Francisco —el primer pontífice latinoamericano y el primero jesuita— cerró su saludo inicial con esas siete palabras sencillas que resumieron desde el primer día su estilo: cercano, directo y humilde.

“NO SE OLVIDEN DE REZAR POR MÍ”, REPITIÓ EN ESPAÑOL AL FINAL DE SU DISCURSO. FUE UNA PETICIÓN QUE CONMOVIÓ A FIELES Y NO CREYENTES POR IGUAL, Y QUE MARCÓ EL TONO PASTORAL DE SU PAPADO.


La frase no fue un recurso calculado ni escrito con anticipación. Fue una expresión espontánea, muy característica de Bergoglio, quien ya usaba esa misma solicitud como arzobispo de Buenos Aires cuando despedía encuentros, homilías o entrevistas.

Repetida hasta el final

Durante más de 12 años de pontificado, Francisco repitió incansablemente esa frase al terminar casi cada aparición pública, mensaje grabado o audiencia. Se volvió su sello personal, su forma de pedir cercanía y oración, pero también una expresión de humildad y vulnerabilidad ante la magnitud de su misión.

Incluso en su última bendición pública, durante el Domingo de Pascua, pocos días antes de su fallecimiento, volvió a decirla: “Y por favor, no se olviden de rezar por mí.”

Una herencia espiritual
La frase quedó grabada en millones de corazones como parte del legado espiritual del Papa Francisco. Más que una simple despedida, fue un llamado constante a la oración recíproca, al reconocimiento de la fragilidad humana y a la construcción de una Iglesia cercana al pueblo.

 
«No se olviden de rezar por mí» fue mucho más que una frase: fue la manera en la que el Papa Francisco se mantuvo, hasta el final, como un servidor del pueblo de Dios.

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